domingo, 30 de septiembre de 2012

Psiquiatría Forense en hechos delictivos


Se realiza la exploración mental de las personas involucradas en un hecho delictivo. Se determina, del sujeto en estudio:
a)    Su salud mental;
b)    El tipo de enfermedad mental que presenta;
c)    Si actuó o no bajo los efectos de alguna enfermedad mental, estado emocional patológico o de pánico;
d)    Su grado de peligrosidad;
e)    Su daño moral o psicológico;
f)      Si tiene o no capacidad de querer y entender;
g)    Si es imputable o inimputable, y
h)    Si se encuentra capacitado o no para llevar a cabo sus acto.
 
Se estudian en ella las enfermedades mentales, sus clasificaciones, las psicopatías, las neurosis, la imputabilidad, las enfermedades mentales típicas, como la epilepsia, la paranoia, la demencia, la psicosis maniaco-depresiva, la esquizofrenia, las oligofrenias, etc. los trastornos de la voluntad, de la inteligencia, de la afectividad, de la percepción, de la memoria, del lenguaje, del pensamiento, etc., el informe psiquiátrico, la internación de los enfermos mentales.


ETIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES

ETIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES
Heriberto González-Méndez E
    Las enfermedades mentales no obedecen a una causa única, por el contrario, son el resultado de la confluencia de una enorme cantidad de factores que comienzan a actuar desde el momento mismo de la concepción.
    A estos factores podemos dividirlos con fines docentes en predisponentes y desencadenantes.
    Entre los predisponentes se encuentran todos aquellos  que influyen en la estructuración de la personalidad.  Entre los desencadenantes están aquellas situaciones o alteraciones orgánicas, que al incidir sobre el individuo, van a provocar un tipo de respuesta inadecuada, a la cual llamamos enfermedad.
    Entre los elementos que más influyen en la estructuración de la personalidad tenemos:

1.-FACTORES PRENATALES:
1.1.- La Herencia: nuestra carga cromosómica en gran medida determinará el curso de nuestra maduración física y psicológica. Así como hereda­mos características físicas externas que nos asemejan a nuestros padres,  también existe una configuración heredada de nuestro SNC que nos predispone hacia determinadas formas de comportamiento, sensibilidad o inteligencia.
    En el caso de las alteraciones mentales, la idea de que son hereditarias ha sido uno de los temas más polémicos en psiquiatría. En la actualidad, como consecuencia de los avances en los estudios genéticos y el genoma humano existe convicción de que la herencia es un determinante crucial de muchas enfermedades mentales, siguen siendo importantes las experiencias sociales, interpersonales y patologías no mentales al menos en su inicio. 
    Existen también anomalías cromosómicas que están asociadas a determinados trastornos, tal es el caso del síndrome de DOWN, un tipo de retardo mental que se asocia a la existencia de un cromosoma adicional en la posición 21. También se ha descubierto, que hombres que tienen dos cromosomas masculinos presentan agresividad patológica y conduc­ta impulsiva.
1.2.- Las condiciones de la madre durante el embarazo: en este período numerosos factores pueden alterar el delicado sistema  nervioso del embrión; Los que sobreviven pueden presentar multitud de patologías, que van desde la parálisis cerebral y la epilepsia, hasta una diversidad de incapacidades que retardan el desarrollo psicológico y aumentan la susceptibilidad del individuo a las tensiones,  con esto se favorece la aparición de trastornos mentales.
    Entre los acontecimientos que pueden resultar dañinos tenemos:
- Enfermedades de la madre: Infecciosas (viruela, rubéola, gripe, tuberculosis, toxoplasmosis, sífilis). No infecciosas (hipertensión arterial, diabetes). Estas enfermedades pueden producir  retar­do mental.
- Deficiencias nutricionales: la deficiencia de proteínas en la madre produce un menor desarrollo neuronal y la insuficiencia de yodo produce cretinismo.
- Intoxicaciones frecuentes con  alcohol u otras sustancias psicotrópicas.
- Alteraciones importantes y duraderas de la afectividad de la madre, lo cual produce desequilibrios neuro-hormonales  que se trasmiten al feto.
    Por otra parte, la buena salud y nutrición de la madre, el equilibrio emocional y  el amor que siente hacia su futuro hijo, influyen positivamente en la formación de un niño con tendencia saludable.
1.3.- La duración del embarazo: el embarazo a término permite la maduración completa del niño, en cambio, la prematuridad determina en ocasiones   trastornos del comportamiento y del apren­dizaje.



2. FACTORES PERINATALES; EL PARTO
    Así como el parto eutócico favorece la salud del niño, el parto distócico y sus  complicaciones, sobre todo las asociadas a la anoxia fetal, pueden provocar  daño cerebral y  predisponer a alteraciones mentales.
3. ESTRUCTURA MORFOLÓGICA Y PATRONES DE REACCIÓN INFANTIL
    La herencia, las condiciones del embarazo y del parto, la salud y hábitos de los padres,  determinan que cada niño tenga al nacer:
3.1.- Una estructura morfológica que le es característica. Aunque la configuración que un individuo llegue a tener en la vida adulta dependerá también de otros factores, como salud, alimentación, etc. Existe ya desde el nacimiento una tendencia a desarrollarse en determinada forma, la cual abarca desde los caracteres anatómicos visibles, tales como tamaño y forma corporal, hasta atributos histológicos cerebrales y endocrinos, todo lo cual conforma una predisposición a reaccionar y comportarse de determinada manera. Es tam­bién importante el aspecto físico del niño, porque el mismo fomentará conductas de acercamiento o rechazo por parte de los adultos que le rodean.
    Muchos autores afirman que existe una relación entre el biotipo y el psicotipo, y, que en caso de enfermedad psiquiátrica, puede haber correspondencia entre la  enfermedad y la estructura corporal.
    De las muchas clasificaciones del biotipo descritas, existen dos que son las más conocidas, la de KRETSCHMER (1921) y la de SHELDON (1940). Ambas utilizan la distribución relativa de grasa, músculo,  huesos, y los diámetros corporales. Sheldon, médico y psicólogo estadounidense, para diferenciar un grupo de otro usó para la clasificación de lo biotipos las capas embrionarias y el mayor o menor desarrollo de cada una de éstas. La técnica consiste en tomar fotografías del examinado y medir diferentes diámetros y distancias en el cuerpo. La clasificación de Sheldon  los des­cribe así:
- Endomórficos: en ellos predominan la grasa y el volumen de las vísceras abdominales, su silueta tiende a ser redondeada con predominio de los diámetros transversales. El temperamento básico es viscerotónico, que se caracteriza por tendencia a la expre­sión fácil de los sentimientos, la búsqueda de interrelaciones personales, el  gusto por la comida, el confort y el disfrute.
- Mesomórficos: en ellos predomina el tejido muscular,  tienden a desarrollar gran fuerza física y resistencia. Su temperamento básico es el somatotónico, que se caracteriza por tendencia a la actividad física, a la acción y a la imposición en sus relaciones personales.
- Ectomórficos: en ellos predomina el eje longitudinal, poseen una estructura frágil, sin grasa, con poca fuerza muscular. Su temperamento básico es el cerebrotónico, que se caracteriza por tendencia al retraimiento, la introspección y la dificultad para establecer relaciones interpersonales estrechas.
    La mayoría de la población combina en diferentes pro­porciones las características de estos tres tipos básicos.  No es posible predecir la tendencia a desarrollar determinado tipo de enfermedad mental guiándose sólo por la estructura corporal.  De acuerdo con Sheldon, en aquellas personas donde exista un predominio marcado de uno de estos biotipos, existirá también la predisposición a expresar la enfermedad mental de una determinada manera. Así, en caso de enfermedad psicótica, los endomorfos tenderán a presentar trastornos  bipolares  (psicosis maniacodepresiva), los mesomorfos a desarrollar trastornos paranoides y los ectomorfos esquizofrenias.
     Se relacione o no la estructura corporal con determinadas enfermedades mentales,  lo que si es muy probable, es que influya en la formación de la personalidad y la actitud ante si mismo y el mundo, ya que serán muy diferentes las experiencias vitales  de un individuo alto, musculoso, fuerte y enérgico a la de uno pequeño delgado y débil.
Kretschmer, psiquiatra alemán, clasifica los biotipos de la siguiente manera: Pícnico, estatura media, tórax ancho, predominio de diámetros transversales. Leptosómico: cuerpo delgado, predominio de diámetros longitudinales. Atlético, desarrollo músculo-esquelético.
3.2.-Patrón de reacción infantil: cada niño tiene desde el momento mismo del nacimiento una forma de respuesta que le es característica y lo diferencia de los otros. Así, hay niños inquietos o tranquilos, vivaces o torpes, irritables o alegres; regulares en sus horarios de sueño, evacuaciones y alimentación o irregulares; con apetito o inapetentes.
    Estos patrones de reacción facilitan o no su relación con las otras personas,  provocan en los padres respuestas que tienden a reforzar o a debilitar los patrones congénitos. Ej. un niño torpe, irritable, llorón, irregular en sus horarios e inapetente, puede provocar en sus padres rechazo y agresividad, lo cual también provocará en él agresividad y con­tribuirá a hacerlo más intranquilo. El niño vivaz, alegre, regular en sus horarios y con apetito, tiende a promover en los adultos conductas de aceptación y afecto, que reforzarán en él las conductas agradables.
    Estos patrones de respuesta tienden a perpetuarse a través de los años en forma de tendencias hacia la actividad o la pasividad. El activo tiene mayor oportunidad de explo­rar y conocer el medio, pero también choca con más frecuen­cia con las normas y se expone a la represión y la agresividad de otros niños y adultos, con el consiguiente sentimiento de frustración y rabia. El pasivo obtiene menos información y experiencia, pero se expone menos a la agresión.
    Estas tendencias no son inmodificables. Un medio represi­vo puede transformar a un niño vivaz y explorador en taciturno y triste,  al contrario, padres comprensivos y afectuosos, pueden transformar a un niño irritable e intranquilo en plácido,  al tímido en asertivo y emprendedor.
4.- EXPERIENCIAS VITALES
    Si bien el niño al nacer ya trae predisposición congénita, los factores ambientales pueden reforzar o modificar sus tendencias.
    Las condiciones adversas pueden imposibilitar o di­ficultar el desarrollo normal y predisponer a los trastornos mentales, aun cuando la tendencia congénita del niño sea saludable.
    El efecto del medio es tanto mayor y más persistente cuanto más inmaduro se encuentre el organismo; es por ello que los acontecimientos ocurridos en la infancia tienen tanta importancia en la estructuración de la personalidad y son determinantes en toda la vida posterior del sujeto.
    A continuación describiremos los factores que más influ­yen en el proceso de desarrollo del niño, en la promoción y preservación de la salud, o en la predisposición a la enfer­medad a partir del momento del nacimiento:
4.1.- Las características psicológicas de los padres y de otros adultos que han sido importantes en la vida del niño, los rasgos más sobresalientes de sus personalidades, así como las ideas que tengan de si mismos  y el mundo, y las estrategias básicas que utilicen en la relación familiar, determinarán la forma como satisfarán las necesidades básicas de los niños, como proporcionarán los estímulos necesarios para su desarrollo, como impondrán las normas disciplinarias,  cuales serán los valores éticos y morales que guiarán su conducta y cual será el estilo gene­ral de comunicación familiar.
    Adultos amorosos, comprensivos, permisivos y flexibles, que tengan con el mundo  una relación básica de confianza, proporcionarán relaciones de cooperación y armonía, lo cual facilitará la formación de personalidades estables, con gran capacidad  de adaptación al estrés.
    Adultos fríos, distantes, indiferentes, muy variables en sus estados de ánimo o decididamente hostiles, tienden a generar una serie de conflictos familiares que repercuten negativamente en la estructuración de la personalidad  de los niños.
4.2.- La satisfacción de las necesidades básicas: el hombre al nacer es un ser débil, indefenso, absolutamente de­pendiente, que necesita la ayuda de sus padres o sustitutos para poder sobrevivir. En este estado tiene una serie de necesidades básicas que deben ser cubiertas; debe ser prote­gido, abrigado, estimulado, tenido en brazos, acariciado y alimentado.
    Cuando tales necesidades son satisfechas, el niño experimenta placer y bienestar,  su organismo continúa un desarrollo normal. Cuando las necesidades no son satisfe­chas, el niño sufrirá, llorará, gritará y actuará para su satisfacción; si como producto de ello puede mitigar su dolor pero no satisfacerse del todo, tenderá a organizar su conducta en torno a la búsqueda de esa satisfacción; así, el hambriento buscará comida y el carente de amor tratará continuamente de ser tomado en cuenta,  querido y apreciado. En otros casos, cuando a pesar de todos los esfuerzos el niño no logra ninguna satisfacción, sufrirá tanto, que para defenderse del dolor lo reprimirá, lo hará inconsciente,  con ello aparentemente desaparecerá la necesidad, así, el privado de alimento, después de algún tiempo llegará a no sentir hambre,  en casos extremos podrá morir permaneciendo indiferente ante la comida. El que no tuvo amor lle­gará también a ser indiferente ante él, pudiendo incluso sentir molestia, rechazo o agresividad ante las manifest­aciones amorosas.
    Ambas conductas, la búsqueda insaciable o la indife­rencia, influirán notablemente en el desarrollo psicológico.
4.3.- La estimulación: el desarrollo y mantenimiento de las conexiones nerviosas depende de la periódica activación de los estímulos. Es por ello que existe una relación directa entre la estimulación que un niño recibe y la posibilidad de desarrollar sus órganos sensoriales, sus destrezas motoras y su capacidad intelectual.
    Un medio pobre en estímulos dificulta el desarrollo y provoca diversos tipos de alteraciones. Los niños poco estimulados presentan deficiencia en sus capacidades de aprender y  resolver problemas intelectuales, son impulsivos, se les dificultan las relaciones interpersonales, son susceptibles de presentar desarreglos sensoriomotores,  tienen escasa resistencia frente a las tensiones y enfer­medades. Estas deficiencias no sólo retrasan el desarrollo de las facultades más complejas, sino que provocan en los otros reacciones hostiles y de rechazo que agravan su situación.
    Un entorno rico en estímulos favorece el desarrollo, afianza la capacidad de hacer frente a los problemas, aumenta las resistencias del organismo al estrés, fomenta el desarrollo de capacidades intelectuales y posibilita conductas adaptativas.
    Una estimulación excesiva, si bien puede desarrollar mucho algunas facultades, exigirá permanentemente un alto nivel de estimulación, si no se satisface, el niño se sentirá aburrido y fastidiado,  para evitar esto buscará continuamente aventu­ras y sensaciones excitantes, lo cual puede transformarse en una fuente permanente de problemas.
    Los estímulos que el niño necesita no son los mismos a todas las edades. De acuerdo a la maduración neurológica existen períodos en los cuales determinados estímulos son más importantes que otros.
    Al nacer, el niño tiene desarrollado los sentidos del olfato, tacto y gusto, por lo tanto, en esta época las estimulaciones más importante consisten en tocarlo, acariciar­lo, permitirle oler sustancias diversas, degustar el alimento y mantenerlo a una temperatura confortable.
    En los meses siguientes se desarrollan los sentidos del oído y la vista, es entonces cuando además de lo anterior, necesita que le canten, le hablen, le muestren objetos de colores vistosos y formas diferentes, como cuentas de colla­res, móviles, sonajeros etc..
    A medida que el niño puede controlar sus movimientos y hacerlos más efectivos, se abre para él una nueva etapa. Comienza a independizarse progresivamente de los padres, puede estimularse, buscar nuevas formas de sensaciones y explorar; en este período es muy importante que se le permi­ta deambular, treparse, tomar objetos, y que se le estimule la coordinación motora por medio de juegos, que de acuerdo con la edad van desde mover las manos en una forma determinada al ritmo de una melodía, hasta ensartar aros en un palo, construir con cubos, jugar a las metras y los trom­pos, luchar con otros niños, etc..
    La limitación de las libertades necesarias para realizar estas actividades, dificultará no sólo el desarrollo de destrezas motoras, sino también el proceso general de autonomía. Padres muy sobreprotectores y temerosos, que coartan las libertades exploratorias, promueven personalidades tímidas y dependientes, que tendrán muchas dificultades para competir, luchar y relacionarse con sus iguales.
    Padres afectuosos, equilibrados y presentes, que desean realmente el desarrollo pleno del niño, podrán satisfacer todas estas necesidades y llegar a un equilibrio en la dosificación de los estímulos,  en forma espontánea. 
    Padres ausentes, en conflicto o psicológicamente inestables, encontrarán difícil lograr el equilibrio y tenderán a proporcionar los estímulos  en forma  variable, rígida, con normas estrictas, de acuerdo con sus estados de ánimo  y no con las necesidades del niño. 
    Otro período muy importante, que requiere de un tipo de estimulación especial, se inicia a medida que se va adquiriendo el dominio sobre el lenguaje verbal; además de fa­cilitar la comunicación con los padres, la verbalización permite el desarrollo progresivo de los niveles superiores del intelecto; se hace posible la elaboración de ideas, la capacidad para conceptuar, razonar, generalizar informa­ción,  hacer abstracciones, con lo cual puede el niño ampliar   su capacidad para comprender, aprender y adaptarse. En esta etapa que dura varios años, la riqueza del medio es determinante. Un ambiente que ofrezca informa­ción variada y estimulante,  que induzca a responder con niveles cada vez más complejos de pensamiento, fomentará el desarrollo intelectual. Lo contrario ocurre cuando la es­timulación es escasa, monótona y  no exige respuestas de complejidad creciente. En estos casos, aunque el niño pueda aprender todas las conductas necesarias para desenvolverse en la práctica de una forma efectiva, se le dificultará mucho el pensamiento abstracto, es por ello, que para desarrollar los niveles superiores del intelecto no basta con padres amorosos y equilibrados, es necesario además que estén capacitados y hayan adquirido un buen nivel intele­ctual, o en su defecto, que otra institución como la escuela los sustituya y se encargue de desarrollar esta área de la personalidad y el intelecto.
4.4.- Las normas: otro factor muy importante, es la forma como los padres tratan de encausar la conducta del niño para que se adecue a las exigencias del ambiente. Esto se hace a través de las normas; aunque el contenido de ellas puede ser muy variado, los estilos para inducir o imponer estas conductas pueden reducirse a cuatro modelos básicos.
- Normas protectoras permisivas: Los padres que siguen este método, suelen tener ideas claras de lo conveniente. El número de prohibiciones es relativamente escaso y está dirigido a proteger al propio niño o proteger la integridad de otras personas u objetos. Dan casi siempre el mismo tipo de respuesta ante las transgresiones y ante los éxitos, refuerzan las conductas positivas y señalan las negativas sin utilizar calificativos denigrantes. Tratan de evitar el castigo físico,  en la medida de lo posible hacen que el niño tome conciencia del resultado de su conducta. Por otra parte, en forma progresiva y en relación directa con el aprendizaje adquirido, le van dando mayor autonomía y libertad. En estos niños se promueve la responsabilidad, se les enseña a ver la relación entre sus actos y las consecuencias de estos, lo que les ayuda a autorregularse.
- Normas represivas: Son una serie de actitudes y conductas cuyos factores comunes son el predominio de la agresión y el gran número de prohibiciones. Estas conductas van desde los insultos verbales, humillaciones e intimidaciones, hasta la agresión directa en diversos grados de intensidad, como ence­rrarlos en cuartos oscuros, arrodillarlos sobre granos de maíz, quemarlos,  golpearlos. 
    Mientras más agresivos sean los padres, más fuertes los castigos y menores los motivos para castigar, mayor será el número de alteraciones que se provoque. El niño reprimido puede exhibir una gran cantidad de conductas inadaptadas, que van desde la sumisión y los miedos irracionales hasta la re­beldía a ultranza y la agresividad sin límites.
- La ausencia total de normas: Consiste en permitirle al niño hacer todo lo que quiera, sin freno alguno y sin disciplina,  aunque su conducta sea francamente censurable y asocial. Estos niños tienden a desarrollar conductas exigentes, son agresivos, irresponsables, impulsivos, sin consideración hacia los otros.
- Las normas variables: Consiste en cambiar el estilo de las normas de acuerdo al estado de ánimo de los padres. Si se sienten bien, le permiten hacer al niño lo que él quiera;  si están molestos, lo castigan brutalmente ante cualquier falta. Los niños sometidos a estas va­riaciones no saben nunca que esperar, deben estar atentos para intentar  deducir como están los padres. Todo esto los induce a ser ansiosos, manipuladores, explosivos, impulsivos e imprevisibles. 
4.5.- Los valores: Los códigos morales y éticos aprendidos durante la infancia, muchos de ellos en el seno de la familia, resultan de enorme importancia, tanto  para promover la adaptación adecuada y el equilibrio mental, como para fomen­tar los conflictos interpersonales e intrapsíquicos. A pesar de la enorme variedad de sus contenidos aquí los dividiremos en dos estilos opuestos:
- Los valores morales no adecuados a las circuns­tancias, que se imponen como verdades absolutas y en forma rígida, suelen ser fuente permanente de problemas, tanto entre los miembros de la familia como en el interior de cada uno, cuando se oponen a la satisfacción de necesidades fundamentales.
- Los valores éticos flexibles y actualizados, que toman en cuenta tanto las necesidades personales como el bien común, resultan muy útiles como guía general, tanto en la conducta familiar como en la de cada uno de sus miembros en particular.
4.6.- Los estilos de comunicación familiar: La forma como cada persona se expresa, depende en gran medida de lo que ha aprendido en su hogar. A pesar de las diferencias individuales que puedan existir, cada familia tiene una tendencia a comunicarse de determinada manera.
    Aunque la expresión de los sentimientos y pensamientos suelen ir juntos, aquí los diferenciamos con fines didá­cticos:
- Expresión de sentimientos: Existen tres formas básicas. En algunas familias se fomenta la represión de los sentimientos,  se promueve el distanciamiento emocional y la actitud reservada entre sus miembros. Se tratan de imponer normas de "cortesía y buena educación" y se coarta cualquier manifestación abierta de lo que se siente, lo cual es considerado como una falta de respeto o un signo de inmadurez. En otras familias, por el contrario, existe muy escaso control sobre las emociones; entre sus miembros son muy frecuentes las explosiones de rabia, los accesos de llanto o risa, los gritos, las peleas escandalosas, etc. En estas familias se promueven personalidades inestables y explosivas.
    Un tercer grupo de familias es intermedio, logra el equilibrio. Sus miembros han aprendido y están autorizados a expresarse emocionalmente, pero también logran contenerse; de esta forma adecuan su expresión afectiva a las circunstancias, lo cual facilita la estructuración de personalidades estables, capaces de dar y recibir afecto, pero que no se dejan llevar por sus explosiones emocionales.
- Expresión del pensamiento: Aquí describiremos dos modelos opuestos. En algunas familias el estilo de comunicación básica es la expresión directa, clara y precisa. Sus miembros han aprendido a pedir lo que necesitan en forma explícita y a actuar abiertamente para conseguirlo. Son capaces de reconocer sus errores y de rectificar. En otras por el contrario, la pauta es la comunicación ambigua, la descalificación, la lucha solapada por el poder, la manipulación, los mensajes contradictorios y paradójicos que nunca se aclaran, etc. Entre sus miembros es muy difícil la autocrítica, cualquier observación es tomada como agresión y se defienden de ella,  por lo tanto, les cuesta mucho trabajo rectificar. La mayor parte de las familias se sitúan entre estos dos extremos. 
4.7.- La educación sexual: Alrededor de los tres o cuatro años de edad comienzan los niños a mostrar intereses sexuales. La forma como los padres y maestros reaccionan ante ello será un reflejo de las normas y valores que tengan, en especial de su propia concepción de la sexualidad.
    Adultos amorosos, protectores, sin prejuicios, podrán con facilidad dar la información sexual en una forma clara, sencilla,  veraz; la adecuarán a la capacidad de comprensión del niño, permitirán la auto y heteroexploración, pautarán algunas normas para protegerlos  sin reprimirlos. En una situación así, es muy difícil que se desarrollen conflictos en esta área. Lo contrario ocurre cuando el sexo es considerado malo, pecaminoso, sucio, entonces, o se prohíbe explícitamente, o se trata como un tabú del que nunca se habla, se evaden las preguntas o se miente abiertamente. En estos casos el niño piensa que el sexo es algo que debe ser ocultado y negado, tratará entonces de reprimir sus impulsos, que son experimentados  como  vergonzosos y pecaminosos, presenta grandes sentimientos de culpa ante las fantasías sexuales o la necesidad de masturbación.
    Resultan también  inconvenientes la sobreestimulación sexual y la combinación de represión con actitudes seductoras, de esta manera se fomentan desequilibrios en esta área que  serán fuente continua de conflictos a lo largo de toda la vida de la persona.
4.8.- La estructura familiar: Es  importante el número de miembros que forman una familia,  es muy diferente la vivencia de un hogar constituido por los padres y uno o dos niños a la de grupos de 10 o 12 hermanos, que además convivan con abuelos, tíos y primos. Será muy diferente la repercusión que sobre los hijos tendrán  padres unidos física y emocionalmente a padres separados, divorciados o muertos.
    Influye también la ubicación cronológica que  ocupa entre los hermanos, porque de acuerdo a ello tenderá a desarrollar determinados comportamientos; el hijo único es generalmente mimado y consentido, no tiene que competir por el cariño y atención de los padres,  esto fomentará una conducta egocéntrica, con grandes dificultades para compartir y competir. El primogénito, sobre el cual generalmente se hace recaer la responsabilidad de cuidar a sus hermanos menores, tiende a desarrollar el don de mando y a luchar por mantener el poder. El segundo suele tener un agudo sentido de compe­tencia, bien sea en forma directa o mediante estrategias de manipulación. Para los intermedios no hay características específicas,  dependerán mucho de las alianzas que se es­tablezcan. Al último de varios hermanos le suelen tocar  los padres "cansados", menos exigentes,  más tolerantes,  esto con frecuencia le proporciona una serie de beneficios sin mucho esfuerzo, de allí que tiendan a ser cómodos y despreocupados y a utilizar la energía de los demás para su propio beneficio, en algunos casos pueden superar a sus hermanos.
    También es importante la proporción de niños y niñas,  es  diferente la vivencia de parejas de hermanos del mismo sexo, a la de sexos opuestos, o cuando se es el único varón entre varias hermanas y viceversa.
4.9.- Las experiencias traumáticas: Determinados acontecimientos, sobre todo si ocurren en edades iniciales de la vida o en niños cuya experiencia vital previa haya sido desfavorable, pueden dejar huellas profundas en el individuo y servir como desencadenantes de alteración mental. Aquí se engloban todas las situaciones capaces de provocar intenso dolor, miedo, humillación o culpa. Los efectos de estos hechos podrán ser disminuidos o exacerbados, lo que dependerá de la actitud que  asuman los adultos.
4.10.- Factores sociales: Los factores socioeconómicos determinan las normas y valores generales de una sociedad, así como las posibilidades reales que cada miembro tiene para desarrollar o no sus potencialidades, y para recibir o no ayuda en caso de que lo necesite.
    Nuestra sociedad, aparte de la forma injusta en que repar­te sus riquezas, ofrece algunas otras características que favorecen el desequilibrio emocional. Entre estas tenemos:
- La velocidad del cambio: Esto  ha provocado una variación continua de las normas y la escala de valores. Esta inestabilidad exige para mantenerse sano una gran capacidad de adaptación. Quienes por su infradotación biológica o sus aprendizajes inadecuados no están a la altura de estas exigencias, presentarán ante los cambios síntomas de enfermedad mental, como ansiedad, depresión, apatía, confusión.
- La competencia y la búsqueda del éxito colocan al hombre contra el hombre, rompen los lazos fraternos de solidaridad y amistad, condenan al individuo a una lucha continua, a la desconfianza,  a la soledad. Como el "éxito" está  reservado a unos pocos, la mayoría podría sentirse defraudada y confundida, con riesgo de presentar síntomas de ansiedad y depresión compatibles con manifestaciones neuróticas.
- La condición de explotación, miseria, pobreza, que pesa sobre la mayoría de la población, hace que para ella la salud mental sea una utopía. Carentes de protección, privados de afecto y estímulos adecuados, nacidos en hogares deshechos y altamente conflictivos, rechazados y humillados, los niños marginales se hacen más propensos a las enfermeda­des mentales graves.
    En base a todas estas experiencias y situaciones, cada uno de nosotros va creando una idea de si mismo y del mundo, así se estructuran una serie de conductas características que constituyen la personalidad.
     Un individuo que como producto de todas las circuns­tancias perinatales nace con una constitución psicofísica saludable y fuerte, ha sido deseado y querido, se desarrolla en un hogar armónico donde se satisficieron sus necesidades,  aprendió normas adaptativas y gratificantes, es probable que tenga una idea de que él está bien, que el mundo es bueno, y tienda a establecer relaciones gratificantes, a adaptarse o defenderse de las situaciones patológicas; estructura de esta forma una personalidad estable. Un individuo así tiene  pocas probabilidades de presentar alteraciones mentales, salvo aquellas que sean el producto de una acción directa sobre el SNC.
    En el caso contrario, todos los factores que determinan una constitución psicofísica débil, así como las experien­cias vitales donde prive el desafecto, el abandono, la agresión, la falta de estímulos, las normas contradictorias y agresivas, fomentarán en el individuo  que él, o el mundo, o ambos están mal. Aprenderá a reprimir, negar, proyectar en otros sus propios conflictos, distorsionará la realidad. Como sienten el mundo como algo hostil estarán a la defensiva, serán agresivos o sumisos; provocarán en los demás conductas de explotación y hostilidad, lo cual confirmará sus ideas con respecto al mundo y perpetuará su conducta. Estos individuos estructurarán personalidades inestables, estarán predispuestos a sufrir cualquier tipo de patología mental, la cual variará en cada uno de ellos de acuerdo a la forma como se combinen en cada caso particular todos los factores aquí expuestos, y tal vez otros que descono­cemos todavía.
     Resumiendo: los factores que se describieron son a la vez responsables de la estructuración de la personalidad y de la predisposición hacia conductas saludables o hacia patologías.
    A lo largo de toda la vida, el individuo será sometido a una serie de situaciones de estrés que pondrán a prueba su capacidad de adaptación. Cuando la personalidad es básicamen­te estable y el estrés no es muy intenso o constante, en la mayoría de los casos pasará la prueba y mantendrá su salud, pero en caso contrario, las situaciones conflictivas desen­cadenarán procesos patológicos llamados reactivos, cuya gravedad será directamente proporcional a la intensidad del estrés y a la inestabilidad previa de la personalidad.
    Existen  situaciones en las cuales puede desarrollarse­ una conducta inadecuada, sin que exista un factor desencadenante externo claramente definido, y sin que puedan demostrarse alteraciones primarias del SNC. En estos casos se dice que el origen es endógeno, no orgánico; se quiere decir con ello que se debe a conflictos psicológi­cos, generalmente de origen infantil, cuya relación directa con la situación actual escapa tanto a la observación externa como a la introspección.
    Por otra parte, cuando la enfermedad está determinada por un agente causal que  produce lesiones o modificaciones en el funcionamiento del SNC, recibe el nombre de orgánica, puede deberse a:
    1) Alteraciones del Sistema Nervioso Central: El Sistema Nervioso es el sustrato material de todas nuestras conductas y sentimientos, es por ello lógico pensar que cualquier alte­ración en su estructura y funcionamiento se traduzca irremediablemente en trastornos mentales. Sin embargo, esto no es así, las funciones psicológicas superiores no están localizadas o fijadas en un área determinada, surgen de una complicadísima red de interacciones y circuitos de retroali­mentación que conectan entre si las diversas zonas. Es por ello que las lesiones focales, a menos que afecten un área crucial para la activación o integración global de los procesos cerebrales, pueden ser en buena parte compensadas por el funcionamiento total del sistema.
    Lo contrario ocurre en los siguientes casos: Cuando las lesiones están localizadas en áreas como los sistemas reticular, límbico, frontal, ya que  juegan un papel muy impor­tante en la integración de la actividad cerebral y en los mecanismos de excitación, atención, motivación y emoción.  En los procesos difusos que alteran muchas áreas.
    En ambos casos se pueden producir trastornos de la conducta y de la afectividad, que pueden ser permanentes cuando hay lesión tisular, o reversibles cuando no hay daño estructural en los tejidos; es necesario recordar los conceptos de neuroplasticidad que cada día aportan mas conocimiento acerca del SNC.
    Las alteraciones permanentes pueden ser congénitas, o pueden ser el producto de  neoplasias,  traumas físicos, o procesos degenerativos de cualquier etiología.
    Las alteraciones reversibles pueden ser:
        - Procesos inflamatorios de etiología infecciosa o traumática, que no dejen daño tisular.
        - Desorganización transitoria de la actividad cerebral debido a epilepsia.
        - Alteraciones bioquímicas en las cuales se producen trastornos de la síntesis, liberación o destrucción de los neurotransmisores.
        - Acción de agentes tóxicos: estos pueden ser endógenos  (productos de alteraciones me­tabólicas, enfermedades como  diabetes,  insuficien­cias renal y hepática),  o exógenos  (alcohol, alucinógenos,  venenos de acción psicotropa).

    2.- Alteraciones en el Sistema Nervioso Autónomo: El sistema simpático prepara al individuo para responder rápidamente ante las situaciones de emergencia, mientras que el sistema parasimpático es esencialmente un sistema de man­tenimiento que facilita las funciones normales de los órga­nos con los cuales  está conectado.
    Normalmente existe un equilibrio entre estos grupos esencialmente antagonistas, pero cualquier disfunción en la transmisión de los impulsos, dará lugar a reacciones  deficitarias o excesivas en los órganos activados por ellos.
    En el caso de la hiperfunción simpática, por ejemplo, se liberará excesiva cantidad de adrenalina, la cual desencade­nará una reacción general de alerta, con todas las manifestaciones físicas y psíquicas que le son características, como consecuencia, el individuo se siente en situación de peligro, aun cuando no existan razones externas para ello.
    3.- Alteraciones del Sistema Endocrino: Debido a que pequeñas cantidades de hormonas pueden tener efecto sobre un gran número de funciones corporales, es lógico pensar que su alteración puede también traducirse en síntomas psíquicos, por ejemplo, la ACTH estimula la corteza suprarrenal, la cual interviene de manera esencial en las reacciones de estrés; la hiperfunción tiroidea produce  síntomas semejantes a los estados de ansiedad,  la hipofunción produce síntomas similares a los cuadros depresivos.

AUTOPSIA PSIQUIÁTRICA

AUTOPSIA PSIQUIÁTRICA
Autopsia Psiquiátrica y/o Psicológica, es la exploración retrospectiva e indirecta de la vida de una persona ya fallecida, se evalúa después de la muerte, como era la víctima en vida, su conducta, su estado mental, tras una reconstrucción social, psicológica, psiquiátrica, y biológica postmortem. Comienza en la escena de los hechos, ya que para el Psicólogo o el Psiquiatra Forense en la escena de la muerte se encuentran elementos que deben estudiarse. Queda evidente que esta es una labor interdisciplinaria. 
Todo documento que vaya a emplearse en el análisis debe formar parte del expediente, así como toda persona que sea entrevistada y tenga información valiosa para el objetivo pericial (peritaje, experticia). 
De una forma didáctica Luis Enrique Vidal Palmer, psiquiatra del Hospital Psiquiátrico y Ernesto Pérez González, psiquiatra del Instituto de Medicinal Legal de La Habana (2005), definen la autopsia psiquiátrica como, peritaje psiquiátrico forense que intenta establecer retrospectivamente el estado mental de una persona ya fallecida, en determinado momento de interés judicial (civil o penal). Los psiquiatras nombrados aplican la técnica y el método, también a estados de coma o de demencia. 
La autopsia psiquiátrica y/o psicológica se puede realizar tanto en derecho penal como en civil, en materia penal los casos que con más frecuencia pudiese ser realizada son en la víctima: 
-determinación del estado mental en el momento de la victimización
-las muertes dudosas donde la víctima pudo actuar de manera mediata o inmediata provocando o determinando el acto lesivo 
-la sospecha de suicidio. (Núñez de Arco 2005).

LA METODOLOGÍA DE LA AUTOPSIA PSIQUIÁTRICA Y/O PSICOLÓGICA
El procedimiento de la Autopsia Psiquiátrica y/o Psicológica tiene dos elementos principales:
1) Entrevistas a los miembros de la familia y otras personas relacionadas, amistades, vecinos, médicos, enfermeras, personal asistencial, cualquiera que pueda aportar información valiosa. 
2) La recolección, si es posible, de todos los documentos pertinentes a los fallecidos, tales como, médicos, psiquiátricos, psicológicos, correspondencia, fotografías, videos, etc.
En el caso de muertes violentas, la manera como ocurre la muerte puede corresponder a homicidio, suicidio o accidente. En estas opciones pueden surgir dudas que lleven la investigación a necesitar de datos psicológicos del occiso para esclarecer la forma de su deceso. El método de la autopsia psicológica nació para ser aplicado a casos en los que la manera de muerte resulta dudosa. Además de la aplicación en su esclarecimiento, este procedimiento puede servir como instrumento de investigación de primer orden en áreas de psicología y criminología
El Procedimiento de Autopsia Psicológica, de la Fase de Investigación del Proyecto Nacional de Prevención del Suicidio en Finlandia, fue creado por la Junta Nacional de Salud Finesa en 1986, el propósito era reducir la mortalidad por suicidio en Finlandia. Se realizaron cuatro tipos de entrevistas:
1) Cara a cara con los miembros de la familia del suicida, por regla general en el domicilio. La entrevista se realiza cuatro meses después del suicidio, con una duración media de 2 horas y 45 minutos. Los impresos de las entrevistas estructuradas contenían 234 elementos referentes a la vida cotidiana y el comportamiento de la víctima, los factores familiares, el uso de alcohol y otras drogas, la tendencia suicida anterior, la búsqueda de ayuda y los acontecimientos vitales recientes.
2) Cara a cara a los profesionales sanitarios que habían atendido a la víctima durante los 12 meses anteriores, con un impreso estructurado que contenía 113 elementos sobre el estado de salud de la víctima, el tratamiento en el sistema sanitario, los factores generadores de estrés psicosocial y el nivel de funcionamiento.
3) Contacto con los profesionales sanitarios o los servicios sociales, incluida la persona que atendió a la víctima, fueron entrevistados cara a cara o por teléfono, con una entrevista semiestructurada que contenía ocho elementos.
4) Entrevistas no estructuradas adicionales, por teléfono si era necesario. Estos informantes podían incluir otros familiares, amigos u otras personas que hubieran tenido una relación íntima con la víctima.
Se recoge información también de los certificados de defunción, las historias psiquiátrica y médica, los informes policiales y forenses, las cartas de suicidio y otros registros disponibles sobre los casos. Se redactaron informes clínicos completos a partir de toda la información disponible.
La autopsia psiquiátrica y/o psicológica se realiza 3 a 12 meses después del suicidio, para permitir tiempo para la elaboración del duelo. Es común dirigirse al entrevistado primero por carta y luego por teléfono. La integridad del fallecido se debe respetar, lo que a veces puede ser difícil, las preguntas se pueden formular de manera respetuosa y comprensiva, dirigidas más bien al sufrimiento final, tanto de la víctima como del familiar.
Las autopsias psiquiátricas y/o psicológicas deben llevarse a cabo con cuidado en grupos de alto riesgo, sobre cuestiones pertinentes para la prevención del suicidio.
La autopsia psiquiátrica y/o psicológica, puede aplicarse en estudios de victimología, con una utilidad diversa; por ejemplo, para establecer hasta qué punto el occiso pudo provocar las circunstancias en las que murió, colocándose en una situación que podría haber evitado. En la investigación de muertes violentas, el análisis del funcionamiento mental de las víctimas puede arrojar datos relevantes para la prevención. En este sentido, puede ser un instrumento de gran valor al establecer políticas de prevención en suicidio, homicidio o accidente. El estudio psicológico de una víctima de suicidio y el esclarecimiento de sus circunstancias mentales al momento de su muerte pueden arrojar datos terapéuticos para familiares, allegados, y para la comunidad.
Al seguir el método de las entrevistas, en primer lugar personas allegadas en cercanía al sujeto a investigar, desde el foco u origen del hecho, hacia fuera, hacia los contornos, en círculos concéntricos a la persona investigada. Familiares cercanos. Vecinos. Amigos cercanos o íntimos. Compañeros de trabajo o de estudios. Otras personas que lo hayan conocido. Médicos o psicólogos.
El objeto de ello es en que a medida que nos alejemos del entorno del sujeto, obtendremos datos que al final podremos de nuevo corroborar con los familiares y vecinos. En realidad, cualquier persona puede ser interrogada: médicos, maestros, vecinos, camareros, etc. dada la posibilidad de obtener datos claves del individuo que no se habían sospechado. Más aun de su historial médico o psicológico. 
La tendencia se dirige a efectuar una auténtica historia biográfica; un trabajo de investigación que muchas veces viene a demostrar que la muerte no es un hecho azaroso o «de repente» sino de alguna forma, el fin de un proceso. 
Por ello la autopsia psiquiátrica y/o psicológica no busca ni más ni menos que una reconstrucción de las motivaciones, psicodinamia y crisis existenciales del difunto. 
En algunos de los estudios realizados sobre la autopsia psiquiátrica y/o psicológica se utilizan instrumentos predeterminados con preguntas diseñadas según el tipo del estudio, algunos estructurados como encuestas que pueden ser aplicadas por personas no expertas. Otros estudios utilizan entrevistas estructuradas similares a la de una entrevista psiquiátrica, dirigidas a evaluar puntos específicos, se tiene en cuenta que el informante es una tercera persona. 

La conclusión del estudio de autopsia psiquiátrica y/o psicológica debe ser expresada en muchos casos en términos de probabilidades. Este procedimiento no siempre determina con exactitud si la muerte fue suicidio, homicidio, o accidente 
(Eur. Psychiatry Ed. Esp 2002). 


Elaboración de Perfiles de Criminales (perfil psiquiátrico y/o psicológico, perfil de la personalidad del criminal, perfil del agresor, perfil criminal, perfil geográfico, investigación analítica criminal) Se usa como elemento básico. La Escena del Crimen es una técnica de investigación judicial, consiste en inferir aspectos psicosociales del agresor basado en un análisis psiquiátrico, psicológico, criminalístico, y forense de sus crímenes, con el fin de identificar un tipo de persona para orientar la investigación y la captura. Hay aspectos de la víctima o de la escena del crimen de los que se pueden extraer evidencias. 
En la investigación criminal existen tres maneras de elaborar los perfiles:
1. Perfil psiquiátrico y/o psicológico, o método inductivo (agresor conocido). Para obtener la información, los investigadores realizan entrevistas a agresores violentos condenados. Además se basan en la observación conductual directa y en informes de la conducta del delincuente brindada por otras personas (allegados, víctimas, guardianes penitenciarios). Los investigadores recurren a información proveniente del expediente judicial. La construcción del perfil inductivo se basa en todas estas fuentes.
2. Perfil criminal o método deductivo (agresor conocido). Para obtener la información los investigadores analizan la evidencia psicológica en la escena del crimen. Se trata de ir de premisas generales como la edad del agresor, la raza de la víctima, las agresiones específicas que el criminal hizo a la víctima, presencia de algún tipo de simbología, etc., de la evidencia psiquiátrica y/o psicológica se extraen rasgos del agresor para dar como resultado un perfil particular.
Para realizar este perfil resulta útil hacer comparaciones con características obtenidas mediante el método inductivo.
Los encargados de hacer perfiles deductivos, recopilan información de la escena del crimen para analizarla y poder presumir que tipo de persona lo cometió. 
El método de perfil deductivo incluye: Ayudar en el proceso de entrevista o interrogatorio, se debe pensar como delincuente, en sus necesidades, experiencias y motivaciones. La obtención de información de la escena o lugar de los hechos (Turvey 1999).
3. Perfil de la escena del crimen. Está relacionado con las características físicas del lugar. Emplea el concepto de mapa mental, trata de construir una representación psiquiátrica y/o psicológica de las áreas del crimen en donde el agresor se siente confortable. Lo que se intenta es establecer la vinculación posible de la escena del crimen con la residencia del agresor, además de ayudar a formular el mapa mental.
Proceso de Generación del Perfil Criminal
Se dividió el proceso en tres fases: 
Etapa previa a la elaboración del perfil, que contiene la información del contexto sociocultural donde ocurrió la escena del crimen y la protección de la escena del crimen. 
La segunda fase consiste en realizar un análisis de la víctima, las entrevistas a testigos y obtener información de la escena o lugar de los hechos, para poder clasificar la información según el tipo y estilo del homicidio, así como la motivación del agresor, todo esto para lograr reconstruir el crimen, el objetivo final de esta fase es la descripción del perfil criminal. 
En la tercera fase se espera a que haya una captura, una confesión y una sentencia condenatoria, posterior a lo cual se retroalimenta todo el proceso confrontándolo con los datos reales.
La información que se obtiene en la etapa previa a la elaboración del perfil será: situación geográfica (clima, vías de comunicación, etc.), idiosincrasia (política, cultura), idioma, religión predominante, situación social, raza predominante, situación económica, índices criminales (estadísticas criminológicas, archivos, etc.) para establecer la dimensión del crimen de forma adecuada.
Durante la elaboración del perfil. En esta instancia aunque la víctima esté viva o muerta, el elaborador de perfiles debe tener toda la información posible que puede encontrarse en una historia biográfica exhaustiva de la víctima. En la elaboración de esta historia biográfica son informantes, la víctima si vive y cualquier persona allegada o no, que conozca y pueda aportar información pertinente.
Los investigadores se dedicarán a buscar testigos que brinden información física o psicológica del atacante o sospechoso.
Un individuo puede matar por múltiples motivos. La violencia o las disputas familiares pueden causar homicidios. Si el asesino tiene un trastorno mental, puede cometer un crimen como consecuencia de sus ideas delirantes y/o de sus alucinaciones.
La descripción del perfil criminal: Describe el tipo de persona que ha cometido el crimen y su manera de comportarse con relación al mismo. Se incluyen las características físicas, costumbres, creencias y valores, el comportamiento antes y hasta el momento del crimen, y el comportamiento después del crimen. La información que contiene un perfil es la siguiente: La raza del perpetrador, el sexo, edad aproximada, estado civil, ocupación, reacción ante el interrogatorio policial, grado de madurez sexual, si el individuo sería capaz de cometer otro crimen, la posibilidad de que haya cometido un delito similar en el pasado, posibles antecedentes policiales.
Evidencia psicológica: durante el proceso de generación del perfil se deben tener en cuenta ciertos aspectos de la víctima o de la escena del crimen que pueden ser observados, de los cuales se pueden extraer inferencias psicológicas, a esto es a lo que se denomina Evidencia Psicológica. La Evidencia Psicológica primordial que busca el preparador del perfil es el motivo. 
Algunos de los puntos que se deben tener en cuenta para elaborar un perfil de una manera adecuada son:
Formación académica o laboral. El perfilador es un especialista, por lo cual tiene como pre-requisito una formación de base que puede ser en derecho, en psicología, en psiquiatría, en investigación judicial y otras carreras que se apliquen al ámbito de la investigación judicial.
Al realizar un perfil psiquiátrico y/o psicológico se necesita de un arduo trabajo interdisciplinario, Se debe hacer un análisis minucioso de toda la escena del crimen, lo cual requiere de bastante tiempo; además de tener conocimiento en todo este campo o ámbito laboral, también se debe tener experiencia en el área forense para hacer todo el análisis que se requiere. 
Limitaciones de la Técnica: Si bien los perfiles son una herramienta útil, no son siempre fidedignos y no se deben tomar literalmente, es decir, la investigación no se limitará a las personas que tengan las características indicadas en el perfil criminal. Este sirve para describir una generalidad de personas, no para señalar a un individuo determinado. Además, con frecuencia la usan los investigadores como técnica preactiva para inducir a los asesinos a entregarse (Policía Nacional de Colombia, 1998).
El momento de recoger la información, por su amplitud puede generar datos erróneos y como consecuencia conclusiones poco acertadas, se debe procurar concluir en base a elementos objetivos.
En la investigación e interrogatorios debe mantenerse una actitud respetuosa con los entrevistados. 
(Tapias Saldaña Ángela, Avellaneda Castellanos Luisa, Moncada Muños Melissa, Pérez Puentes Irma)

BIBLIOGRAFÍA
EUR PSYCHIATRY Ed. Esp (2002): 9:11-18. Estudios de Autopsia Psicológica: una revisión. E.T. Isometsa. Unidad de Investigación de los Trastornos del Estado de Ánimo y el Suicidio. Departamento de Investigación en Salud Mental y Alcohol: Instituto Nacional de Salud Pública: Mannerheinmintie 166 FIN00300 Helsinki Finlandia 
NÚÑEZ de ARCO, J., HUICI T.; El uso de la autopsia psicológica forense en el proceso penal. Identidad Jurídica - Revista del Ministerio Público de Bolivia. Noviembre 2005 Año 1 Nº 1, Pág. 235-241

POLICIA NACIONAL DE COLOMBIA (1998). Boletín Criminológico, fascículo 34, Santa Fe de Bogotá: Dirección de Policía Judicial, Centro de Investigaciones Criminológicas.
TAPIAS SALDAÑA ÁNGELA, AVELLANEDA CASTELLANOS LUISA, MONCADA MUÑOZ MELISSA, PÉREZ PUENTES IRMA. ELABORACIÓN DE PERFILES CRIMINALES DESCONOCIDOS CON BASE EN LA ESCENA DEL CRIMEN. CRIMEN Y EMOCIÓN. Psicología Jurídica Org. www.psicologiajuridica.org/psj7.html
TURVEY B. (1999) Criminal Profiling: An Introductión to Behavioral Analysis. San Diego. Academic Press.



VIDAL PALMER L, 1 PÉREZ GONZÁLEZ E. 2 y BORGES GONZÁLEZ S. LA AUTOPSIA PSICOLÓGICA: UNA MIRADA DESDE LA PERSPECTIVA CUBANA. . Rev. Hosp. Psiquiátrico de la Habana 2005;2(3)

EL PERITAJE PSIQUIÁTRICO

EL PERITAJE PSIQUIÁTRICO
(LA PERICIA PSIQUIÁTRICA)
(LA EXPERTICIA PSIQUIÁTRICA)

Es un documento elaborado por psiquiatras, donde se expresa el resultado de la exploración especializada de las condiciones mentales de una persona, que ha sido ordenada por un juez para él decidir acerca de algunas de las siguientes circunstancias:

la posible responsabilidad por un hecho delictivo

las consecuencias emocionales de este hecho

la capacidad para el ejercicio de derechos civiles


En el peritaje psiquiátrico (experticia psiquiátrica o pericia psiquiátrica) se trata de evaluar a una persona que ha delinquido, para establecer si existe o no nexo entre el delito y una enfermedad mental; se expresa en la experticia si algún estado psíquico anormal pudo hacer que el indiciado o acusado fuera incapaz de apreciar el carácter ilícito del acto.

Entre los problemas que corresponde participar se encuentran:

la imputabilidad

el estado mental en un momento determinado

el internamiento de un inimputable o de un imputable disminuido

aplicación de estatuto de menores

custodia de seguridad

anticipada libertad de un penado

capacidad negocial

capacidad procesal

incapacitación

divorcio (Téllez Carrasco P. 1985)


En la lista que acabamos de presentar se encuentran los motivos que llevan al juez a ordenar la realización de una experticia o peritaje psiquiátrico, documento que le será de utilidad para tomar sus decisiones.

Gabaldón L. (citado por Martínez Rincones R. J. 1987) considera que debe entenderse como pericia de la personalidad a “la exploración científica especializada, tendiente a determinar la individualidad humana a través del estudio de la estructura psicobiológica que origina un comportamiento relevante, para la aplicación de la sanción criminal en sentido amplio (pena o medida de seguridad), comportamiento exteriorizado como consecuencia de un proceso de motivación, mínimamente adecuado y claramente definido”.

“El estudio de la personalidad del delincuente debe hacerse sistemáticamente y el examen practicado debe analizar, hasta donde sea posible, todos los factores endógenos o exógenos y darnos una visión total, unitaria, del hombre que ha delinquido” (Feldman M. 1963).

En Europa, el siglo XVI, WIER a pesar de lo peligroso de la actitud para su época, promovió el peritaje psiquiátrico para los hechiceros que iban a morir en la hoguera condenados por la inquisición (Álvarez R. 1942).

En 1589, Pedro Pigray junto con otros médicos informó al Parlamento de París sobre catorce personas condenadas a muerte por brujería, a las que calificaron de “pobre gente estúpida”, lograron que el tribunal decretara la libertad, lo que constituye un primitivo dictamen psiquiátrico legal (Lancis y Sánchez F. 1976).

La necesidad del examen médico-psicológico y social del delincuente fue afirmada por Lombroso (citado por Pinatel J. 1984), en un informe presentado al Congreso Penitenciario Internacional de San Petersburgo en 1890. Garófalo (citado por Pinatel J. 1984) insistió en el carácter indispensable de la encuesta social y en que debemos conocer la vida anterior y las relaciones del delincuente, consideró a la edad del delincuente como muy importante, así como el conocimiento de su familia, la educación que recibió, sus ocupaciones y lo que perseguía en la vida. 

En el Acta Danesa sobre Procedimiento Judicial, se recomienda evaluación psiquiátrica de todos los acusados de homicidio. Desde 1946 hasta 1970 los psiquiatras forenses en cerca de la mitad de sus reportes sobre acusados de homicidio enviados a la corte, proponían sanciones diferentes a los castigos ordinarios. En un tercio de los casos, los psiquiatras sugirieron una sanción de detención indeterminada por psicopatía, la que no tiene definido el tiempo máximo. Sugerencia de sanción psiquiátrica o social fue hecha en 34% de los casos (Gottlieb G. et al.1987).

Existen en Venezuela las siguientes referencias:

En el siglo XIX un joven enamorado de una artista de teatro la hiere de muerte de un disparo, se dijo que iba dirigido al padre de ella, la defensa logró su absolución o la conmutación de la pena correspondiente, al alegar el estado de enajenación mental en que según peritaje médico se encontraba el homicida.


En el año de 1784, el Dr. Francisco Xavier de Socarrás expidió certificación médica acerca del estado de enajenación mental en que para entonces se encontraba el Dr. Lorenzo Campins y Ballester, Protomédico de Caracas y su provincia por cédula del mes de mayo de 1777 expedida por el Rey Carlos III; en 1763 fue el creador de los estudios médicos en Venezuela.


El Dr. Francisco A. Rísquez publica en 1939 su “Manual de Medicina Legal”, en el capítulo VI recomienda en la práctica de las experticias, el levantamiento de la historia completa del enfermo: antecedentes familiares y personales, desarrollo de
la enfermedad, observación muy detenida de los diversos
pormenores de los actos imputados (Álvarez R. 1942).

La pericia psiquiátrica generalmente es realizada por dos psiquiatras, que actúan bajo fe de juramento, lo que los convierte en funcionarios de la administración de justicia, por lo que deben evitar infidencias; el juzgado puede solicitar ampliaciones y aclaraciones de lo informado. En condiciones excepcionales, en que no se encuentren psiquiatras en la jurisdicción donde debe realizarse el peritaje psiquiátrico, este puede ser realizado por médicos no psiquiatras. La condición ideal es cuando el peritaje se realiza por dos psiquiatras que cuentan con formación, experiencia, entrenamiento, en psiquiatría forense. Cuando el juez no queda conforme con la pericia y sus conclusiones puede recurrir a nuevos peritos. Además es importante destacar que el informe pericial psiquiátrico no es vinculante, por lo que el juez no está obligado a acatar lo allí expresado, en todo caso, si el juez no lo toma en consideración está obligado a razonar los motivos.

En EEUU los abogados han argumentado que es necesaria la supervisión del examen, para proteger los derechos del cliente y asegurar un reporte exacto de los hallazgos. Han propuesto que ellos deben estar presentes como observadores no participantes durante la evaluación psiquiátrica de sus clientes, como otra alternativa la grabación en video del examen. Los psiquiatras han respondido que la presencia del abogado, o la grabación durante la evaluación forense, podrían introducir factores contaminantes y deteriorantes de la validez del examen. Los abogados han insistido en que su presencia tiene un doble propósito, proteger al examinado contra preguntas inadecuadas y proporcionar tranquilidad y apoyo para hacer la experiencia más tolerable a su cliente. Los abogados creen que la supervisión promueve la integridad de la función del proceso judicial de encontrar la verdad y salvaguardar los derechos del examinado. La corte se encuentra dividida acerca de este asunto; algunos han opinado que la validez de un examen psiquiátrico depende de la comunicación persona a persona entre médico y paciente. La presencia intrusiva de un abogado puede alterar la intimidad necesaria para una evaluación útil, y podría servir para transformar el examen en un procedimiento adverso. La corte suprema de EEUU expresó que, “La presencia de un apoderado durante la entrevista psiquiátrica podía contribuir poco y podría alterar seriamente el examen”.

La APA ha recomendado, que la supervisión del examen psiquiátrico dependa de la espontaneidad del examinador para conducir la evaluación bajo tales condiciones; se presume que un psiquiatra que se encuentra confortable con la supervisión será menos afectado por ella. 

Algunos psiquiatras han apreciado ventajas en tener un abogado durante el examen:

el examen puede facilitarse porque el examinado se siente seguro con su abogado presente

el psiquiatra no es vulnerable a falsas acusaciones posteriores de que algo impropio ocurrió durante la entrevista

el psiquiatra tiene la oportunidad de observar la relación cliente abogado, lo que podría ser relevante para los hallazgos clínicos.


La posición de la APA parece ser la más razonable, recomienda el estudio caso por caso de la posibilidad de procedimientos de supervisión, pero objeta la imposición por ley de supervisión requerida en todos los casos. En casos donde sea aconsejable la supervisión, el modo menos intrusivo es la grabación de audio (Goldstein R. 1988).

En el artículo 307 de la ley de Procedimiento Civil y Administrativo de Cuba, se establece que la confiabilidad de la prueba pericial estará tanto en la capacidad académica reconocida oficialmente en los peritos titulares, como en la prestación confiable de la peritación. El artículo 313 dispone que, “los peritos serán impuestos de la obligación de proceder bien y fielmente en sus operaciones, sin proponerse otro fin que el de contribuir al conocimiento de la verdad, lo que se hace bajo juramento” (Lancis y Sánchez F. 1976.

Según Burtens Ben en 1982, el testimonio del experto en psiquiatría es importante por dos razones:
1° el psiquiatra en virtud de su entrenamiento especial conoce cuales preguntas hacer al acusado, con el fin de obtener información importante y relevante acerca de su salud mental.
2° el psiquiatra puede expresar la información en términos del cuerpo de conocimientos de la especialidad, y puede responder las preguntas formuladas por la sociedad referentes a enfermedad, capacidad, deterioro de la libertad (el autor se refiere a la libertad para actuar del examinado de acuerdo y determinado por sus condiciones mentales). 

Sólo un psiquiatra clínico, con experiencia en hospicios, puede ser idóneo para desempeñarse como perito psiquiatra forense, verifica hechos mentales, establece sus particularidades, sus orígenes, su futuro, sus consecuencias y sus relaciones con otros hechos, para luego explicarlo al juez, ser perito es ser asesor. Algunos califican a este perito como un testigo calificado postfacto porque no es presencial. Al perito psiquiatra se le debe exigir “técnica, sabiduría y arte”. Desde la óptica ética al perito psiquiatra forense se le ha de exigir honestidad, idoneidad, imparcialidad, confidencialidad y discreción. El perito se debe distinguir por su prudencia, equilibrio, sensatez y moderación. El perito es responsable de su peritaje. Por falencias en su labor pericial, el experto puede ser acusado de diversos delitos, quizás dolosos, como falso testimonio, o quizás culposos, como imprudencia, o negligencia, o impericia (Julio R. Zazzali 2006). 

El proceso de peritaje comprende las siguientes fases:
a) Comisión
b) Aceptación
c) Juramentación
d) Realización
e) Informe

Los médicos que han sido designados como peritos pueden aceptar o excusarse, en este último caso deben ajustarse a lo estipulado en la ley. En los lugares donde existen psiquiatras forenses al servicio de las instituciones judiciales este procedimiento de designación de peritos aquí descrito ocurre con poca frecuencia. 

Es imperativo que el perito psiquiatra explique su función al evaluado y le informe:
- las finalidades del examen

los límites de la confidencialidad

el destino de la información obtenida

que es un perito designado, no es abogado ni juez


Antes de la redacción del informe, el expediente debe ser leído con detenimiento, cualquier dato que resulte contradictorio puede ser importante para las conclusiones y por supuesto motivo de estudio y consideración (Sánchez Peláez A. 1966). El resto de la información debe provenir del examinado y cada vez que sea posible de sus familiares o amigos.

Con frecuencia el procesado mantiene oculta la realidad sobre si mismo y deforma voluntariamente como ocurrieron los hechos, llega inclusive a dar versiones diferentes del mismo hecho, con omisión de su responsabilidad y sus motivaciones, inventa síntomas y enfermedades para justificar sus actos. Puede ocurrir, que reos sean entrenados por sus defensores o personas duchas en el arte de engañar, o simplemente por compañeros de presidio, para que se declaren enfermos mentales, o no, según convenga (Salazar Medina G. y col.1978).

Hay quienes recomiendan la realización del examen físico con énfasis en los aspectos neurológicos, sin embargo, esto debe ser realizado por un médico internista y/o por un neurólogo, para aumentar la confiabilidad en los posibles hallazgos.

Con frecuencia puede resultar necesario que se realicen exámenes de laboratorio, cromosómicos, electroencefalográficos, imagenológicos, y psicológicos.

A continuación se presenta un modelo comentado de redacción de un peritaje psiquiátrico.

Ciudadano Juez Segundo de Primera Instancia en lo Penal de la Circunscripción Judicial del Estado Mérida, Venezuela, nosotros Pedro Pérez y Rafael Sánchez, psiquiatras en ejercicio, designados para realizar evaluación psiquiátrica al procesado Gumersindo Rojas, nos dirigimos a UD bajo fe de juramento, para exponerle el resultado de la evaluación que realizamos en el Internado Judicial de esta ciudad el día 29 de febrero de 2000 a las 5 p.m.

El informe pericial psiquiátrico comienza al identificar el juzgado que ha ordenado la pericia, seguido por los datos relativos a la identificación del evaluado: nombre, edad, sexo, estado civil, nacionalidad, lugar de nacimiento, lugar de residencia, profesión, escolaridad, religión. Debe también mencionarse el lugar, la fecha, las circunstancias que están rodeando la evaluación y las fuentes de información.

La versión de los hechos es otro aparte importante que debe estar presente en el informe, es de gran ayuda tanto para los peritos como para el juez, debe escribirse textualmente.

El resto de la información que debe estar en el informe, corresponde en muchos aspectos a lo que se encuentra en una historia clínica psiquiátrica, como son antecedentes familiares y antecedentes personales. Deben destacarse los antecedentes prenatales, obstétricos, perinatales, de alimentación, hábitos, sueño, convulsivos, y cualquier otra manifestación correspondiente a epilepsia, alteraciones de conciencia, patológicos en general, enfermedades mentales en particular, quirúrgicos, traumáticos, escolaridad, laborales, sexuales, maritales, consumo de drogas lícitas o ilícitas, delictivos.

El examen mental es un elemento de importancia primordial en la evaluación y el informe pericial que se presenta. Debe usarse un vocabulario que pueda ser entendido por el juez; si resulta indispensable el uso de palabras técnicas, éstas deben aclararse para que puedan ser entendidas.

El examen mental debe referirse al momento (fecha y hora) en que el perito se encuentra frente a su examinado y debe incluir, estado de conciencia, atención, actitud ante el examinador, arreglo personal, orientación, percepción, pensamiento, juicio, afectividad, memoria, inteligencia, motricidad, biotipo.

La opinión del psiquiatra se basa, se construye, a lo largo de las entrevistas clínicas, la toma de tests proyectivos puede ser de gran ayuda pero es del campo de participación del psicólogo.

La pericia la mayoría de las veces se desarrolla alejada temporalmente de los hechos que se dirimen, por lo que hay variaciones en el tiempo, de la intencionalidad del periciado, de la posibilidad de la simulación, y de la mentira. (www.amja.org.ar/Actividades ) 

En el examen mental se valora el estado concreto del enfermo, se aclara en que medida la enfermedad mental afecta las diversas funciones psíquicas en ese momento en particular. Se ha encontrado, que algunos de los evaluados por enfermedad mental habían respondido a alucinaciones auditivas imperativas para cometer sus crímenes. Las alucinaciones imperativas pueden llevar a automutilación y a la muerte. Muchos de los alucinados niegan las alucinaciones y las hacen indetectables para los examinadores. La presencia de autoinculpación y autoreproches puede servir como indicador para la necesaria investigación de alucinaciones imperativas; la presencia de desorientación o alteraciones de memoria, obliga a pensar e investigar las posibles alteraciones de la conciencia. Cuando se hable de trastorno emocional intenso, el experto lo debe trasladar a una categoría diagnóstica psiquiátrica que haga comprensible los hechos ocurridos.

Las conclusiones deben expresar el resultado de la evaluación psiquiátrica realizada, en lenguaje inteligible para quien no sea experto. El informe debe llegar a conclusiones claras en lo que se refiere a las condiciones mentales del individuo, que le permitan al juez su interpretación adecuada.

Debe quedar expresado lo referente a peligrosidad sucesiva, sobre todo si está en relación con patología mental.


Si requiere tratamiento especializado también debe ser mencionado, así como el tipo de tratamiento según el criterio del perito. Se debe recordar que el perito no es tratante.


Si resultan necesarias otras evaluaciones deben ser recomendadas.

Deben responderse las preguntas que fueron formuladas por el juez cuando ordenó la realización de la pericia psiquiátrica.

Existen criterios discrepantes acerca de si debe incluirse la opinión del perito en lo que se refiere a la responsabilidad y la imputabilidad del examinado.

Bursten B. en 1982 opinó que el testimonio psiquiátrico puede limitarse al diagnóstico y descripción de las condiciones mentales. Se corre el riesgo de que si el testimonio psiquiátrico no está enmarcado en los parámetros legales, puede ser muy dramático y persuasivo, pero legalmente irrelevante.

El Insanity Defense Work Group (1983) opina que los psiquiatras son expertos en una especialidad médica, no en leyes, por lo que el psiquiatra debe presentar información y opinión acerca del estado mental del acusado y sus motivaciones para la conducta, así como explicar en detalles sus condiciones médico-psiquiátricas. Por supuesto el psiquiatra debe testificar acerca del diagnóstico psiquiátrico del acusado en términos clínicos y comunes, con la intención de permitir al juez llegar a conclusiones en lo que él es experto.

Según Serpa R. (1982) en el proceso de llegar a las conclusiones de un dictamen, el médico deberá dar un concepto sobre la capacidad de comprensión de la ilicitud y de la capacidad de determinarse de acuerdo con ella. Este concepto no es estrictamente médico, y desde el punto de vista de la medicina es muy posible que no pueda darse con certeza científica.

En las pautas para la defensa por enfermedad mental elaboradas por el American Law Institute, tres preguntas deben realizarse en la pericia psiquiátrica:

1) ¿El acusado sufrió de una enfermedad mental en el momento del delito?

2) Si la primera pregunta es respondida afirmativamente, ¿puede esta enfermedad disminuir la capacidad de apreciar la perversidad o criminalidad del hecho?

3) Si la primera pregunta es respondida afirmativamente ¿puede esta enfermedad disminuir la capacidad de mantener su conducta dentro de los requerimientos de la ley? (Bursten B. 1982).

Estas tres preguntas resultan muy interesantes y sus respuestas aumentan el valor de la pericia psiquiátrica, por lo que deben ser tomadas en consideración cuando participamos en un acto de esta naturaleza.

El psiquiatra puede participar como perito en situaciones de acoso sexual. El perito psiquiatra constatará en la víctima acosada el relato de las agresiones. Las manifestaciones posibles pueden estar en el ámbito de la afectividad y las somatizaciones. El acoso laboral (mobbing) también puede requerir la participación del psiquiatra forense, sus características suelen ser similares a las del los acosos sexuales. 

El término burnout se refiere al efecto de agotamiento físico y emocional que sufren los trabajadores de los servicios que deben enfrentarse a público, como son médicos, enfermeras, educadores, policías, y toda la amplia variedad de ocupaciones que determinan este contacto interpersonal prolongado. Todo esto se traduce en dificultades en los aspectos de la vida diaria, social, familiar, laboral. Hay quejas de cansancio constante, fatiga continua, síntomas somáticos, insomnio, pérdida de peso, dolores generalizados, agresividad verbal. En clasificaciones de enfermedades mentales ya en desuso, a un cuadro similar al descrito se le designaba como neurastenia, le pude diagnosticar con frecuencia en educadores con muchos años de servicio. Para llegar a un adecuado diagnóstico desde el punto de vista psiquiátrico forense, debe tenerse en cuenta que la estructura del desgaste profesional incluye, por un lado una personalidad predispuesta, por otro lado, un factor laboral irritante, que comprende tareas de servicio en contacto directo con personas. En la tarea pericial, el burnout aparecerá ante el perito psiquiatra en juicios por conflictos laborales y en pedidos de jubilación por incapacidad (Zazzali Julio 2006). 

Los psiquiatras pueden ser llamados para evaluar las complicaciones psiquiátricas, de personas que han sufrido lesiones como consecuencia de accidentes y responsabilizan a terceras personas; en una oportunidad participé como perito, en un caso que se me pidió evaluar los daños psiquiátricos que había sufrido una menor, que había sido herida con arma de fuego en su casa por una persona extraña al hogar; en otra oportunidad fuimos designados peritos para evaluar los daños mentales que había sufrido una mujer, que perdió unos hijos en un accidente de tránsito e intentaba acciones legales contra el considerado responsable.

En la justicia se conoce como daño, el deterioro (avería, detrimento) que produce una persona en un bien de otra. Se llama perjuicio la ganancia lícita que deja de recibirse o el gasto que se produce en alguien por la acción u omisión de otro, quien debe responder por ello.

Mariano Castex N (citado por Julio R Zazzali 2006) “entiende por daño psíquico en un sujeto, el deterioro, disfunción, disturbio, alteración, trastorno o desarrollo psicogenético o psicoorgánico, que afecta sus esferas afectiva, y/o intelectiva, y/o involutiva, limita su capacidad de goce individual, familiar, laboral, social, recreativa.

El daño psíquico muestra la siguiente estructuración psíquica:

-Hay un agente agresor (noxa o estímulo nocivo) que impacta en la persona

-Hay un claro cuadro mental anormal, que se manifiesta con detrimento de los rendimientos habituales de la persona. En la justicia se llama daño, en psiquiatría se denomina secuela.

-Hay un nexo causal entre el factor agresor y las manifestaciones psíquicas anómalas (secuelas). El daño es consecuencia del agente nocivo.

En lo que interesa al psiquiatra, en accidentes de tránsito hay tres posibilidades de secuelas psíquicas. Una aparece como secuela de traumatismos craneales. Otra surge causada por lesiones que dejan afeamientos corporales (sufrimiento de origen estético). Una tercera posibilidad de secuelas es por la instalación de fobias”.

Keiser en 1968 (citado por Hoffman 1986) hizo una lista de algunos de los factores que pueden influir la severidad y duración de las respuestas emocionales a lesiones personales:

Severidad del trauma

Significado simbólico del trauma

La capacidad del ego para tolerar estrés

La capacidad del ego para encarar el trauma junto con otros posibles problemas y conflictos que ya enfrentaba

Exacerbación de los efectos traumáticos por la manipulación realizada sobre el paciente por médicos, abogados y otras personas

Deseo de obtener ganancias secundarias

Conflictos neuróticos que ya se encontraban presentes para el momento del accidente.

Hoffman B. (1986) nos hace la siguiente exposición: “La evaluación psiquiátrica debe ir dirigida a explicar al juez los síntomas del paciente y su conexión específica con el accidente, debe ser completa para ser usada como evidencia que explique la conducta y dinámica emocional. Como ya sabemos el informe debe evitar lenguaje técnico innecesario para que pueda ser comprendido por no médicos; si resulta indispensable el uso de los términos técnicos debe insertarse la definición. Para que pueda considerarse un buen escrito científico el informe debe ser claro, completo, relevante y conciso. Una vez que se ha completado la historia y el examen mental, toda la información relevante será presentada, aunque pudiera no ser de interés para la parte que está pagando los honorarios. Es recomendable encabezar el informe así: “Informe Psiquiátrico Privado y Confidencial”. Cuando sea posible se debe entrevistar a los familiares con la autorización del evaluado, pero sin que éste esté presente; esto permitirá corroborar la historia, interrogar sobre unos síntomas reportados, y acerca de los efectos del accidente sobre la conducta del paciente y de la familia. La historia del accidente debe narrarse con las palabras del paciente. Se debe interrogar al paciente acerca de las emociones en el momento del accidente, sus sentimientos de responsabilidad o culpa por este hecho, y acerca del uso de alcohol o drogas en este momento. Es necesario examinar el tipo y extensión de la amnesia alrededor del accidente si está presente. Igualmente es importante explorar las emociones que fueron o no sentidas inmediatamente después del accidente. El accidente puede determinar miedo o tendencias violentas, depresión crónica y período de rehabilitación prolongado. Se obtendrá una descripción detallada del desarrollo y progresión de síntomas, visitas al médico, tratamiento prescrito y su efectividad, cada síntoma médico o mental es descrito en detalle. Todo debe ser comparado con el funcionamiento antes del accidente. Es muy importante distinguir entre los cambios que son causados por el accidente y aquellos que no lo son. Es importante preguntar acerca de accidentes previos, debe revisarse la historia psiquiátrica previa, con énfasis sobre enfermedad psicosomática, síntomas conversivos y depresiones. También la historia familiar sobre condiciones médicas o psiquiátricas. Debe conocerse si hay una historia previa de pérdidas, de psicopatía o de criminalidad. El psiquiatra averiguará otros eventos vivenciales que ocurrieron alrededor del tiempo en que ocurrió el accidente. Pueden llegar a ser necesarios exámenes de laboratorio, consultas con psicólogo o neurólogo, puede ser muy útil para el psiquiatra consultante reunirse con ellos personalmente, en particular si sus hallazgos u opiniones serán usados en el informe psiquiátrico. Los síntomas emocionales secundarios a lesiones físicas son siempre el resultado de la interacción de las lesiones y la personalidad, un diagnóstico simple no es tan útil como las formulaciones que reflejan la complejidad de la interacción de los factores psicológicos. Una vez considerados todos los factores, el consultante expondrá acerca del pronóstico y éste debe ser realista”.

Lo expuesto aquí por Hoffman B. de manera tan completa y referido a la evaluación de víctimas de accidentes, se puede hacer extensivo a la labor pericial psiquiátrica en general.

En la práctica, en el examen directo se pide al experto que presente la base de su opinión de una forma convincente. Las etiquetas con calidad de única conclusión no son convincentes, ni siquiera pronunciadas por un experto reconocido (Slovenko R. 1989).

La capacidad civil es el conjunto de condiciones legales y mentales, que permiten a las personas gozar de todos los derechos y cumplir con los deberes y obligaciones que exige la vida en sociedad. La capacidad civil de una persona está determinada por su salud mental. Cuando una persona evidencia ineptitud de origen mental para manejarse socialmente, propicia que se la incapacite (interdicción) o se la inhabilite judicialmente. En este caso los puntos de pericia a destacar son:

Diagnóstico. Se informa el diagnóstico clínico psiquiátrico que justifica o no la interdicción o inhabilitación.

Fecha de inicio del trastorno mental

Pronóstico de la enfermedad. Se aclara si el estado mental es irreversible o reversible.

Medidas de protección. Los expertos consignarán si los trastornos mentales que presenta la persona examinada le generan una incapacidad mental total y permanente, total y transitoria, parcial y permanente, o parcial y transitoria, para tres rubros: aptitud para desempeñarse en labor útil; aptitud para comprender la naturaleza de un valor jurídico; aptitud para administrar sus bienes

Necesidad de internación. En el caso de estar ya internado, los peritos opinarán acerca del lugar de atención, en lo que se refiere a, si es apropiado para su patología mental. 

El sustento científico del informe pericial no debe darse por sobreentendido. Debe ser explícitamente incluido en el texto pericial. El rol del perito psiquiatra no es decidir culpas o responsabilidades concretas de un sujeto, confusión en la que puede caer el principiante. Eso es incumbencia del tribunal. El perito psiquiatra sólo debe reportar acerca del estado mental de los protagonistas de un episodio con implicaciones jurídicas: “El médico llamado a informar como perito ante el juzgado tiene que defender su convicción científica y fundamentarla de modo que todos la entiendan, pero no tiene que anticipar veredictos jurídicos y mucho menos proponerlos”. El perito debe dictaminar acerca del estado mental durante la comisión del delito. Explicará al tribunal acerca de si un sujeto, al cometer el delito, tenía un claro entendimiento del acto que realizaba y si voluntariamente quiso hacer lo que hizo. También hay que escudriñar si hay elementos psicopatológicos que sugieran peligrosidad, que es concretamente contestar a la pregunta de si ese sujeto, por sus características personales, puede volver a delinquir. Peligrosidad criminal es la probabilidad de que una persona cometa un crimen, o bien el conjunto de condiciones de alguien que hacen de él probable autor de delitos. Hay dos tipos de peligrosidad: la predelictual, es la que se pronostica acerca de un sujeto que no ha delinquido nunca, pero que por sus características y circunstancias, pueda llegar a cometer delitos. La otra peligrosidad es la postdelictual, en la cual la predicción de la comisión de delitos se realiza sobre personas que ya han delinquido. Está también la peligrosidad para si mismo. El concepto de peligrosidad excede al perito psiquiatra. Una evaluación criminológica, desde la mente del juez, con la historia criminal, la historia social y la historia psiquiátrico-forense a la vista, debe ser el lugar desde donde se estime si es probable que alguien que ya delinquió, vuelva a hacerlo (Julio R. Zazzali. 2006).

En los juicios orales que el acusado esté presente en la audiencia es un factor importante, en cuanto a la génesis de inquietudes en el resto de los participantes, principalmente en los testigos. El juicio oral requiere dotes didácticas que permitan la exposición verbal, sistemática, organizada, ordenada. El perito explicará el significado de los términos técnicos. En el debate puede suceder que los abogados de las partes planteen hipótesis que destacan algunos argumentos del informe pericial y soslayan otros. El riesgo es que se aparte al perito del caso concreto. El perito debe estar preparado para eso y no debe permitirlo (Julio R Zazzali 2006).

La entrevista psiquiátrica es un arte. El arte de llegar hasta lo más profundo de una persona de la manera menos dolorosa y agresiva. Tratar a cada persona de la forma más individual posible.

Técnicas generales de entrevista:

Establecer una relación de confianza y respeto.

Determinar la queja principal del sujeto.

Tratar de determinar la exactitud de las respuestas.

Percibir los elementos del examen mental. 

Usar preguntas abiertas y cerradas.

Abordar cuidadosamente los temas que no quiere abordar.

Preguntar acerca de la presencia de ideas suicidas.

Permitir preguntas al final de la entrevista.

Concluir la entrevista de manera afable y de ser posible esperanzadora.


Entrevista a disocial:

¿Le sería fácil mentir?

¿Lo ha detenido la policía?

¿Con el tiempo sale mejor librado de las peleas?

¿Siente rabia, odio, o celos de las personas que le ordenan?

Claves conductuales que pueden presentarse en el disocial:

1) considerar el contacto visual y describirlo.

2) menos expresivo con brazos y manos.

3) palmas no visibles ni hacia arriba.

4) dedos doblados hacia la mano.

5) piernas dobladas, recogidas o cruzadas.

6) movimientos asimétricos con cambios de la intensidad de la voz.

7) se le ve con frecuencia distraído.

8) cuadro clínico atípico o a manera de recitación.

9) solicita intervenciones riesgosas o difíciles que supone serán rechazadas por el clínico.

10) no se adhiere al tratamiento.

11) procura mostrar imagen que supone son síntomas de enfermedad.

12) al ser confrontado, negativista o autista.

13) se observa intranquilo.

14) al inculparlo niega y realiza movimientos defensivos.

15) tic en cara o gestos de desaprobación especialmente antes o después de mentir.

16) pide permiso para retirarse antes de concluir la entrevista.

(Chica-Urzola H., Escobar Córdoba F., Folino J. 2005)



La simulación

Es una situación pericial compleja, obliga al experto a usar sus conocimientos de especialista para establecer el engaño. Simulación es la actitud psíquica, consciente y voluntaria, donde se expresa y representa un evento mórbido, con la intención de engañar a un tercero (perito) y así obtener un beneficio. La diferencia con la mentira utilitaria consiste en que en ésta falta la representación psicomotriz, al engañar se utiliza como único instrumento el lenguaje verbal. En psiquiatría forense se puede simular bienestar estando enfermo o enfermedad estando sano para eludir la responsabilidad penal de su conducta.

Modalidades de simulación:

Disimulación, el enfermo oculta la patología que padece.

Parasimulación, el individuo representa un evento mórbido distinto al que ya padece, Ej. El psicótico que simula síntomas extrapiramidales.

Sobresimulación, se exagera o sobreactúa la sintomatología de un evento mórbido que se padece.

Metasimulación, sostener en el tiempo el cuadro psiquiátrico ya padecido.

Presimulación, simular la enfermedad antes de la comisión de un acto antijurídico, con el fin de liberarse de la responsabilidad legal que en tal sentido le cabe.



La sintomatología simulada se encuentra generalmente relacionada a: 
1) formas clínicas pasivas como inhibición psicomotriz, mutismo, depresión. 
2) formas clínicas activas como excitación psicomotriz, verborrea, manía, brote psicótico, intoxicación.

Diagnóstico de simulación:

Entrevista fuera del ámbito presidiario y domiciliario

Observación continua en instituciones asistenciales preparadas para tal fin

Si es necesario solicitar la intervención de otras disciplinas

Conocer declaraciones de testigos y las del propio actor como pruebas documentales

Estudios complementarios necesarios

Uno de los síntomas aislados que más se intenta simular es la amnesia, pero el simulador quizás se orienta en tiempo y espacio. Al intentar simular síndromes mentales poco frecuentes, se hace dificultosa la expresión psicomotriz, muestra conducta grotesca y hasta de payaso.

Se debe entrevistar al presunto enfermo mental todas las veces que sea necesario. Antecedentes de personalidad previa mendaz es un indicador del diagnóstico de simulación. La mayoría de las simulaciones son episodios que duran días o semanas, son raros los intentos que perduran meses (Brumo A., Cabello J. 2002).

Las secuelas psíquicas luego de un accidente o traumatismo que puede ser objeto de un resarcimiento, son de difícil valoración tanto desde el punto de vista clínico como médico-legal; muchas veces son patologías de carácter subjetivo, algunas simuladas o exageradas por el examinado. Toda persona tiene un estado psíquico previo al accidente, la valoración médico-legal de muchos de los daños es subjetiva (Brumo A. Cabello J. 2002). Se debe recurrir a un examen mental exhaustivo, una historia biográfica completa, evaluación psicológica psicométrica, participación de otros especialistas si se considera necesario, entrevista a informantes allegados, lo que incluye personal carcelario en caso de necesidad. 

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